domingo, 1 de marzo de 2015

¿Alma y cuerpo?¿Solo cuerpo?

¿Qué difícil decidir, no? Decidir entre dos opciones las cuales poseen “argumentos irrefutables” que la defienden. Pues bien, yo, desde pequeño, he sido instruido en la fe católica. He sido bautizado, he hecho la comunión y hace relativamente poco me confirmé, pero solo hice una de estas tres cosas conscientemente, la confirmación. Cuando me empecé a preparar para confirmarme considero que aun no era completamente consciente (ni lo soy ahora) de mis actos, y, junto con la influencia de mis padres, fui feliz a confirmación. Sin embargo, cada día que pasaba, cada clase de confirmación, cada texto de la Biblia que leíamos, mi fe iba decreciendo, puesto que no les encontraba sentido, y me empecé a preguntar por qué creía en esto desde pequeño. ¿Por qué acabé confirmándome después de esto? Sinceramente no lo sé; posiblemente fuera que había estado dos años preparándome y que también se confirmaban mis compañeros. Actualmente toco también en el coro de mi parroquia, pero lo veo más como un compromiso que hice y como un entretenimiento, y no como una labor por amor a Dios.

Después de haber escuchado mi historia, os ofrezco mi opinión sobre todo ello. Nada más nacer ya empiezas ligado a la Iglesia, te bautizan. Si tus padres son practicantes, todos los domingos y fiestas de precepto estas yendo a misa. Más tarde, te apuntan a preparación para la comunión y la haces. Todo esto sin llegar a ser consciente de ello, pero va dejando mella en ti. Cuando realmente eres consciente, es difícil decidir, puesto que tienes que elegir entre rechazar lo que llevas “creyendo” durante tantos años o seguir creyendo en ello. No sé si vuestra experiencia habrá sido parecida o radicalmente diferente, pero para mí ha sido así.

Respecto a lo que creo actualmente, me estoy empezando a decantar por el materialismo y el caso de Gage, puesto que me parece la explicación más racional de las que existen y responde gran parte de las preguntas que me hago sobre la mente y la vida.

Sigmund Freud

Sigmund Freud fue un psicólogo que vivió en los siglos XIX y XX, pero su auge ocurrió en el siglo XX. Es el padre de la teoría psicoanalítica, es decir, del análisis de la mente. Dedicó gran parte de su vida a su estudio, lo que le hizo establecer teorías sobre nuestra mente, sobre cómo está formada por el Yo, el Superyó y el Ello, que determinan nuestra personalidad, la existencia del Complejo de Edipo…

Hay gente que podría pensar que todo esto es una invención que sale de la nada, pero Freud estableció una teoría con los datos que conocía por sus experimentos y encaja con la experiencia personal que nosotros tenemos sobre la mente, cosa que no es fácil. En mi opinión, Freud hizo una labor encomiable, ya no solo porque creara esa teoría, sino porque, además, aguantó todas las críticas que le hacían en su época, como que el Complejo de Edipo solo podía salir de un pervertido. También hay gente que piensa que lo de que cada lapsus encierra un significado y representa una parte de nuestro inconsciente solo podría decirlo un paranoico, pero él mismo refuta esto con una de sus frases: “A veces un puro es solo un puro”. Esta frase me la dijo hace poco un amigo y me puse a investigar sobre ella. Encontré que era de Freud y desde entonces es una de mis frases favoritas, porque no todo siempre esconde un significado encriptado, a veces es lo más simple que te puedas imaginar.